Sus ángeles en el cielo, ven el rostro del Padre
Solemnidades y FiestasMateo 18, 1-5.10. Ángeles Custodios. Para que la relación con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle.
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Del santo Evangelio según san Mateo 18, 1-5.10
En aquel momento se acercaron a Jesús los discípulos y le
dijeron:«¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?» El llamó a
un niño, le puso en medio de ellos y dijo: «Yo os aseguro: si no
cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los
Cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor
en el Reino de los Cielos. «Y el que reciba a un niño como éste en mi
nombre, a mí me recibe. «Guardaos de menospreciar a uno de estos
pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven
continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos.
Oración preparatoria
Gracias,
Padre por enviar a tus santos ángeles para cuidarnos. Ángel custodio,
te pido tu especial protección en esta oración en la que, con la gracia
del Espíritu Santo, confío podré conocer, amar e identificarme cada día
más con la voluntad de Dios. Protégeme de todo mal y condúceme hacia
Cristo.
Petición
Señor, dame la humildad de un niño, que sabe reconocerse criatura y servidor de los demás.
Meditación del Papa Francisco
Es
curioso, Dios no tiene dificultad a hacerse entender por los niños, y
los niños no tienen problemas para entender a Dios. No por casualidad en
el Evangelio hay algunas palabras muy bonitas y fuertes de Jesús sobre
los “pequeños”. Este término, “pequeños”, indica a todas las personas
que dependen de la ayuda de los otros, y en particular a los niños. Por
ejemplo Jesús dice: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas
revelado a los pequeños”. Y también: “Cuídense de despreciar a
cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el
cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial”.
Por
tanto, los niños son en sí mismos un riqueza para la humanidad y para
la Iglesia, porque nos llaman constantemente a la condición necesaria
para entrar en el Reino de Dios: la de no considerarse autosuficientes,
sino necesitados de ayuda, de amor, de perdón. Y todos estamos
necesitados de ayuda, amor y perdón. Todos.
Los
niños nos recuerdan otra cosa bonita, nos recuerdan que siempre somos
hijos: también si uno se convierte en adulto, o anciano, también si se
convierte en padre, se ocupa una puesta de responsabilidad, por encima
de todo esto permanece la identidad de hijo. ¡Todos somos hijos! Y esto
nos lleva siempre al hecho de que la vida no nos la hemos dado solos,
sino que la hemos recibido. El gran don de la vida, es el primer regalo
que hemos recibido. La vida. A veces corremos el peligro de vivir
olvidándonos de esto, como si nosotros fuéramos los dueños de nuestra
existencia, y sin embargo somos radicalmente dependientes. (Catequesis de S.S. Francisco, 18 de marzo de 2015).
Reflexión
El mundo de hoy sólo acepta a los "grandes", a los mejores, a los
primeros en el ámbito económico. Se ve también en los jóvenes, cómo
ansían tener lo mejor del momento, aunque no les falte nada o lo tengan
todo. Esto ha provocado que el hombre se olvide de su dignidad, de que
está hecho para conseguir ideales más grandes, que un poco de gloria,
por tener abundantes riquezas, no pueden dar.
Así es nuestro mundo, o mejor así hemos hecho nuestro mundo. Pero la
realidad de Dios es otra. Es opuesta a los criterios del mundo. Cristo
nos dice que si queremos ser los primeros seamos los últimos, y si
queremos ser los más grandes sirvamos a todos. Lo que más vale en el
hombre es su vida interior, sus virtudes, su voluntad, y no cuánto tiene
o posee.
Por eso los más grandes en el Reino de los Cielos son los que son como
niños, porque Dios ama a los pequeños de espíritu. ¿Cómo podemos
hacernos niños ante Dios? La solución es sencilla, pero muy difícil por
lo que significa para cada persona. Hay que ser humildes a ejemplo de
Cristo, que supo decir que sí a lo que el Padre le pedía aun cuando le
costase muchísimo.
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Hoy celebramos a los Ángeles Custodios
¿Quiénes son?
Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el
camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma a este
respecto San Jerónimo: "Grande es la dignidad de las almas cuando cada
una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para
su custodia".
En el Antiguo Testamento se puede observar cómo Dios se sirve de sus
ángeles para proteger a los hombres de la acción del demonio, para
ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando Elías fue alimentado
por un ángel (1 Reyes 19, 5.)
En el nuevo Testamento también se pueden observar muchos sucesos y
ejemplos en los que se ve la misión de los ángeles: el mensaje a José
para que huyera a Egipto, la liberación de Pedro en la cárcel, los
ángeles que sirvieron a Jesús después de las tentaciones en el desierto.
La misión de los ángeles custodios es acompañar a cada hombre en el
camino por la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y
cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al
Cielo. Se puede decir que es un compañero de viaje que siempre está al
lado de cada hombre, en las buenas y en las malas. No se separa de él ni
un solo momento. Está con él mientras trabaja, mientras descansa,
cuando se divierte, cuando reza, cuando le pide ayuda y cuando no se la
pide. No se aparta de él ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por
el pecado. Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las
dificultades de la vida diaria y a las tentaciones que se presentan en
la vida.
Muchas veces se piensa en el ángel de la guarda como algo infantil, pero
no debía ser así, pues si pensamos que la persona crece y que con este
crecimiento se tendrá que enfrentar a una vida con mayores dificultades y
tentaciones, el ángel custodio resulta de gran ayuda.
Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz,
necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así
podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro. Debemos confiar
en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos
guía y nos protege, está cerquísima de Dios y le puede decir
directamente lo que queremos o necesitamos. Recordemos que los ángeles
no pueden conocer nuestros pensamientos y deseos íntimos si nosotros no
se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios conoce
exactamente lo que hay dentro de nuestro corazón. Los ángeles sólo
pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras,
gestos, etc.
También se les pueden pedir favores especiales a los ángeles de la
guarda de otras personas para que las protejan de determinado peligro o
las guíen en una situación difícil.
El culto a los ángeles de la guarda comenzó en la península Ibérica y
después se propagó a otros países. Existe un libro acerca de esta
devoción en Barcelona con fecha de 1494.